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hbarraomega

Posted: jueves, 10 de septiembre de 2009 | Publicado por Leda | Etiquetas: , 2 comentarios o lo que sea

Como todo comienzo de curso, me hago la firme promesa de actualizar más a menudo…o algo…o por lo menos evitar que se me olvide la contraseña como ahora. La verdad es que este ha sido un curso muy raro y tampoco me ha pasado nada especial. Pero bueno, un miniresumen no hace daño a nadie y menos a mí, que estoy aun recién amanecida.

Obviare los primeros meses porque no me apetece recordar nada sobre la peor asignatura de la carrera (en todos los sentidos). Entre esa joya de la docencia y que, después de un año partiéndome los cuernos en el curro me largaran porque no me podían contratar como becaria (y contratarme como persona mayor no les mola) se me jodío muy mucho el cuatrimestre y pase unos mesecillos un poco putos. Ains qué mala leche se me pone solo de pensarlo.

El resto del curso año mejoro y bastante, aprobé electrodinámica clásica, encontré otro curro parecido, fui a la playa (esto parece una tontería, pero he estado más veces este año en la playa que en el resto de mi vida), me hice por fin el tatuaje…y es lo que voy a contar ahora. (Vale, es un tatuaje, no es tener un hijo, que aunque los dos sean para toda la vida, lo segundo es un cambio más importante (es lo que me han dicho, claro)).

Cuando termine el instituto, hace ya muchos muchos años, me dio el punto de querer hacerme un tatuaje de una luna, que es así como muy místico y además, yo quería hacer astrofísica. Pero pensé que era podría ser un venazo, que me iba a arrepentir, etc. Decidí esperar a acabar la carrera y si seguía con la idea me lo hacía, todo esto pensando que no me pasaría la veintena entera estudiando.

Al final lo del a luna cambio, no estoy haciendo astrofísica por cuestiones de salud (mental, se entiende), pero seguía queriendo hacerme el tatuaje. Después de dar mucho por culo a amigos con el tema, me planté en la tienda donde me hice el piercing unos meses antes, con el dibujo en cuestión: La fórmula de la energía de un fotón.

El señor tatuador salió de la salita de torturas llamando a “la que se va a hacer el tatuaje de las dos letras raras”. Me pregunto donde quería hacérmelo. Le dije en un principio que en un lado de la espalda, pero luego me anime y dije justo debajo del cuello, donde el hueso, donde duele… Mientras me hacía el tatuaje me preguntó qué era, le explique que era una fórmula de física a lo que me contesto “Anda, tengo un amigo que también es físico. Estais como cabras, anda que no os gusta rayaros con movidas raras, que si agujeros negros, materia oscura, buaaaah” Terminamos hablando de lo humano, lo divino y la física.

Duele, hace pupa, y el curarlo los siguientes días es un poco coñazo…pero ya tengo decidido cuál es el siguiente que me voy a hacer.

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